El presupuesto 2025 del Ministerio de Espacio Público de CABA prioriza la limpieza tradicional por sobre el reciclado. Un modelo que entierra oportunidades.
¿Qué tipo de ciudad construye un presupuesto?
¿Cómo se revela el verdadero rostro de una política ambiental? No en los discursos, sino en los números. El análisis del presupuesto 2025 del Ministerio de Espacio Público e Higiene Urbana de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires muestra una verdad incómoda: el reciclado sigue siendo un actor marginal, mientras la limpieza tradicional concentra recursos y protagonismo.
Limpieza: el modelo que se impone
Más del 55% del presupuesto ministerial se destina a la Dirección General de Limpieza. Si consideramos solo las direcciones más significativas, este porcentaje asciende a un abrumador 77,8% del bloque seleccionado.
El modelo dominante sigue siendo la recolección tercerizada y el enterramiento masivo de residuos. Un enfoque que responde a una lógica higienista, de "barrer y ocultar", y que no se alinea con los principios de sustentabilidad, justicia ambiental ni inclusión social.
📌 Cuando se prioriza limpiar antes que transformar, se profundiza la desigualdad y se posterga el futuro.
Reciclado: la gran deuda ambiental
En contraste, el reciclado recibe apenas el 6,2% del total ministerial, con una variación presupuestaria interanual del 102,07%, la más baja entre las áreas analizadas. Incluso por debajo de la inflación estimada para la Ciudad en 2025, lo que implica una pérdida real de capacidad operativa.
Esta subejecución contrasta con su valor estratégico:
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Genera empleo verde y digno
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Reduce el colapso de los rellenos sanitarios
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Promueve la economía circular
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Involucra activamente a las cooperativas de cartoneros, protagonistas invisibles de la gestión de residuos.
📌 No se puede hablar de políticas verdes sin inversión real en reciclado y sin fortalecer a quienes lo hacen posible.
Un presupuesto que dice más que mil discursos
Los números del presupuesto 2025 son claros: no se construye una ciudad ecológica ni participativa con esta asignación de recursos.
Se sigue apostando a lo inmediato, a la limpieza como estética, no como ecología. Se invisibiliza el trabajo social detrás del reciclado y se debilita su potencia transformadora.
🌱 Conclusión: ¿y si la basura no es el problema, sino la oportunidad?
La Ciudad tiene una oportunidad histórica: reconvertir su modelo de gestión de residuos para que sea más justo, inclusivo y ambientalmente responsable.
Pero esa transición necesita algo más que buenas intenciones: necesita presupuesto, decisión política y protagonismo social.
No se trata solo de limpiar. Se trata de transformar.
No se trata solo de enterrar basura. Se trata de rescatar valor.
Alejandro Gianni

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